2 de diciembre de 2010

strange feelings.

Siempre he tratado de dar la imagen de ser alguien fría, de no tener sentimientos. No me gusta que las cosas que me afectan sean de público conocimiento. No me gusta que con una mirada la gente averigue si estoy tríste o si me he levantado con mal pie. No me gusta que sea tan simple como para que personas con las que puede que apenas tenga trato se den cuenta de como me encuentro.

En el ámbito de las relaciones tampoco soy muy distinta. Siempre he defendido la teoría de que en toda relación siempre hay una persona que quiere y otra que se deja querer. Pues bien, puede que sea por eso, puede que sea porque yo siempre fui la que se dejó querer y no sabe lo que es realmente perder el culo por la persona con quien estas, nunca he llevado a cabo más muestras de cariño que las estrictamente necesarias.

No estoy diciendo con esto que nunca me haya gustado alguien en serio. Si tuviera que pararme a pensar en alguien tendría una clara imagen en la cabeza, la misma desde hace tres años. Creo que le quise, y mucho. Me alborotaba por dentro como nadie lo había conseguido antes. Hacía que ensanchase de la alegría al decirme algo o al ser simpático conmigo, y me hundía en la miseria al verle en los brazos de otra o viéndole pasar a mi lado sin tan siquiera dirigirme un triste saludo. Y esto... no podía ocultarlo, me costaba demasiado. Era un tema demasiado obvio, saltaba a la vista, me tocaba demasiado por dentro y se manifestaba inevitablemente para fuera. Nunca tuve nada serio con esa persona (aún no se muy bien si gracias a Dios o por desgracia), nunca supe lo que hubiera sido darlo todo por él. Y ahora, antes de esperar a que algún día pudiera llegar a hacerse realidad, después de tres dichosos años con más y más tíos de por medio que no lograron hacerme olvidarlo, lo estoy logrando.

¿Alegrarse o no?

No se muy bien si sentirme orgullosa por haberlo logrado, por haber conseguido eliminar ese ser que me alteraba tantísimo o... sentir miedo por el motivo del olvido. Apareció otra persona y alteró todo mi mundo. ¡Joder! Que simple soy de manejar, yo que siempre me había considerado una chica a la que era complicado tocar la fibra sensible... La verdad... no es un motivo por el que me pueda alegrar. Se vuelve a repetir la situación. Otra persona a la que jamás podre demostrar nada y esta vez elevando el nivel de dificultad. Es muy frustrante. Creo que estoy destinada a no ser nunca correspondida en el ámbito amoroso. Al hablar de correspondida obviamente no me refiero a cuatro besos y un par de polvos, hablemos claro.

Me veo de nuevo ante un problema, más grave aún que el anterior, y lo peor de todo es que ni tan siquiera pude encontrar una solución que no acarrease consecuencias para el primero, ¡como para ponerme a buscar una solución para lo otro ahora! ¿Un clavo quita a otro clavo? Si, tal vez, no seré yo quien diga que no. Pero si el segundo clavo te acaba pinchando más que el primero mal vamos...

Ahora soy optimista, no me puedo quejar. Pero... como ya ocurrió con anterioridad, en dos semanas puedo encontrarme llorando a lágrima viva oculta entre sábanas y cojines... cojines... ¡más lágrimas aún! Sin que haya nada que pueda hacer. Momentos en los que lo único que quedará será el recuerdo y muchas canciones sonando. Esquinas de folios garabateadas. Escritos en una agenda que más que recordarme mis tareas me recuerdan a él. Suena lamentable...

Tendré que seguir ensayando mi imagen de dura para que cosas así no me descoloquen demasiado.


3 comentarios:

Saraiba dijo...

Es normal que estas cosas te descoloquén. Si tienes hay ese sentimiento es inevitable que se te mueva algo dentro. Yo creo que más que tu faceta de chica dura debieras practicar más a usar tu faceta de valiente. No muestras los sentimientos para que no te hieran. Prefieres ser la que recibe cariño. ESTAS EN EL LADO FÁCIL. Porque no te la juegas por una vez. Si te parten el corazón sabrás que has apostado al 100% en esa relación y aún así no ha funcionado. ARRIÉSGATE!!

Unknown dijo...

Yo apostaría al 100% pero... hay veces que por unas razones u otras no se pueden llevar a cabo esas apuestas, que por mucho que lo puedas intentar sabes de antemano que las cosas nunca podrán llegar a prosperar. Que hay que resignarse y aceptar la parte que te toca. Con esto no digo que no vaya a intentarlo siempre que pueda, pero estoy convencida casi al completo de eso, de que se van a quedar en meros intentos.
Demasiado me arriesgué ya para poder aunque sea acercarme a él.

Aprendiz de Bruja dijo...

Me siento muy identificada con lo que escribís, y yo creo que detrás de un alma fría, detrás de una chica que tiene relaciones superficiales o casuales, siempre se esconde alguna pena de amor que no te deja volver a enamorarte. Por lo menos es mi caso! te sigo por que me encanta el blog!!