29 de noviembre de 2010

20 años.

El día 27 de noviembre entré en la veintena, edad a la que tanto temor sabeis que tenía. ¿Pero sabeis una cosa? No me puedo quejar, han entrado de la mejor de las maneras posibles. No cambiaría ni uno solo de los momentos de la noche en que empecé a ser "twenty" y dejé la época teen atrás. Todo fue incluso mejor de lo que podía llegar a imaginar.

La noche del día 26, como ya comenté por aquí, tenía previsto ir a Bilbao, al concierto de Pereza, y así fue. Aún comenzando mis planes con un poco de retraso al perder el bus que pretendía coger acabé llegando a Bilbao a una hora prudencial, preparativos previos (hay que ponerse un poco mona :P ) y después en metro hasta Barakaldo. Creo que si no llega a ser por mí tia me hubiese perdido en una de tantas calles entre la salida del metro y la Rockstar.

Encuentro con mi compañía de esa noche y cañas preconcierto. Imposibilidad para evitar los nervios previos al bolo. Creo que estos siempre seguirán apareciendo, aunque pasen años y años. No es que quiera evitarlos, para nada, es bonito emocionarse por algo, pero en el momento la tensión es excesiva, y mis pulmones lo acaban pagando por mi extrema adicción a la nicotina.

Dan las ocho, abren las puertas, la cola avanza, entramos (el hecho de que el perchero estuviera fuera de la sala nos hizo abstenernos de dejar allí las cosas...). La sala no era muy muy grande, y al principio aún no había mucha gente. Antes de que empezase el bolo tuvimos el placer de compartir unas palabras con Luismi, que salió copa en mano ante las muestras de nerviosismo de la aquí presente. Volvemos a nuestros sitios, la pantalla anunciando próximos conciertos comienza a elevarse dejando a la vista todo el escenario.

Ahí entran. Leones ya está sonando. Del concierto decir... decir que fue genial. Me gustaron, sí sí, mucho. El sonido de la sala era muy bueno, no hay queja posible sobre él. Aspectos negativos sin embargo tenemos la temperatura, jajaja, que llegan unos momentos en que te crees que ya te sobra toda la ropa y las "Princesas" que había por ahí sueltas. Siento mucho ser criticona, y si a alguien le sienta mal esto, pero... mi odio hacia unas chicas que teníamos al lado iba aumentando por momentos. No solamente no dejaban de berrear, ni de moverse de manera enfermiza todo el rato y de empujar. Diría que eran quiceañeras, pero no, estaría mintiendo, algun año más tendrían, pero vamos, que el comportamiento del estilo. La sala decir que vibró con Estrella Polar, Yo pienso en aquella tarde, Violento amor... entre otras. Y sí, digo vibrar porque era literalmente lo que sentía bajo mis pies. El suelo temblaba mucho. Hubo un momento al final del concierto que tengo que reconocer que me dió un poco de acojone. El momento en que se lanzan al público las famosas gafas de sol. Las gafas de Rubén cayeron a pocos metros de dónde me encontraba, de repente ves como una marabunta de gente se echa para atrás, haciendo que sea lo más complejo del mundo seguir manteniendo el equilibrio. A pesar de todo no me caí ni nada del estilo, que por otra parte tampoco me extrañaría en mi persona. Me mantuve firme sobre los 12 centímetros que me facilitaban la visión del escenario.

Acaba el concierto "sigamos la luz". Allí había mucha mucha gente esperando para entrar en camerinos. Siempre tengo miedo a quedarme fuera, tirada, y esta vez no fue menos. A poco estuvimos de quedarnos sin poder pasar, a poco, que aunque la espera se hizo larga alguien salió a por nosotras ante la mirada de un segurata que momentos juraría que pensó que le estabamos vacilando. Dentro mucha gente... ¿caras conocidas? Zentric y... yo diría que un par de jugadores de baloncesto, pero ni idea de quienes serían. He reconocer públicamente mis escasos conocimientos en el ámbito del deporte. Y al margen de estos muchas muchas muchas chicas. Como de costumbre no?

Roberto al comienzo del pasillo, que había sido su cumpleaños hace poco. Manolito un poco más adelante que me conquistó al felicitarme alegando que se acordaba por haberlo visto en fb, jajaja. Si seguiamos caminando por el estrecho pasillo estaban Cesar, Leiva, y en la habitacioncita del fondo (que era donde mejor se estaba, un poco a salvo del mundo) Rubén y Tuli. Saludos varios. El cansancio acumulado consecuencia de los tacones hizo que sutilmente me hiciese un huequito entre la guitarra, toallas, chaquetas y bolsas que había sobre el sofá.

De la que estabamos hablando entro Luismi, sí, cogió unos vasos y una botella de tequila mientras entonaba un cumpleaños feliz sirviéndo cuatro chupitos para los allí presentes. Rubén, Luismi, Maite y yo brindando por el bolo de esa noche y por mis 20 años. ¡Emoción! :)

La llamada de mamá y múltiples mensajes iban llegando a mi movil con frecuencia. El pasillo se iba descongestionando. "Recogemos y nos vamos". Empezaba a hacer algo de frío allí, jersey de hombre, chaleco y bolso colocados. "¿Hay hueco?". Bajando escaleras, cerrando puertas y encendiendo motores. La noche no ha hecho más que empezar, mis 20 no han hecho más que empezar.




"Gracias por esta noche..."
Imposible un mejor regalo. Imposible mejor compañía. Imposibles mejores recuerdos. Imposible más felicidad.

1 comentario:

Saraiba dijo...

Menuda nochecita!! Ya me puedo imaginar lo mucho que disfrutásteis del concierto.

Acabada la fiesta, toca estrenar los 20 con muchas ganas. Aprovecha cada segundo de esta preciosa edad! Un besote