24 de febrero de 2012

Polvo y Carmín.

¿Cuáles son tus sueños? ¿Cómo prefieres que te haga el amor? Latidos acompasados sobre el edredón. Polvo y carmín. Espejo y cristal. Vivir por vivir. Caída en picado. Morir.


Quiero que quieras más. Vuelve a decir "que estemos solo los dos". Me aprietas las costillas, te dejo que busques mi corazón y  despiertes los sentimientos que desde hace tiempo me esfuerzo por dormir. Que derrumbes la muralla que procuro levantar para evitar sentir.


Oculto bien el miedo. Soy consciente de que un primer encuentro también puede ser el final. Ya no me sorprende. Lo que me sorprendería es que me volviese a llamar. Temo que las cosas salgan mal, al igual que temo que las cosas salgan bien y no sepa como actuar. He ensayado demasiados comienzos, pero según avanza la trama todo se empieza a difuminar, no recuerdo bien que es lo que tengo que hacer, no sé lo que te puede gustar o que haría que fuese algo especial. 



A veces pierdo la cabeza y llega el descontrol. No veo los límites que me hagan actuar con un poco de razón. Al día siguiente lo pienso, nadie va a querer a alguien como yo.



Las victorias nunca pasan por mi lado, las promesas y las dudas en el mismo trago. Necesito acertar aunque sea un rato.

20 de febrero de 2012

ilusión.

Juego a crear mi ilusión, haciéndola brotar entre sexo y alcohol. Juego a colgarme de tus ojos y a engancharme de tu voz. Yo me vuelvo a ilusionar, y fundo rock con pasión, a veces pongo sentimiento, otras veces no. Quien me lo iba a decir... que esto iba a suceder una vez más.

Y pienso en volverte a ver, y que salga bien lo que nunca fue. Y confío en tus palabras, en que algo pueda ser.

Ilusión que no se si es cierta o es porque tiene que ser. Pero me gusta, me gusta tanto...

17 de febrero de 2012

:D

Hay veces que si la noche ya pinta bien, puede incluso mejorar.


¡¡Esta noche nos vamos de Rock!! :D

10 de febrero de 2012

Aquí tampoco soy feliz.

En ningún momento descarté el ser asocial por mucho que Aristóteles afirmase que el hombre es un ser social por naturaleza. Hay algunos momentos en que me siento el ser más asocial del mundo, sin hacer la más mínima muestra de interés por cambiar esto. Y yo me pregunto ¿cómo hay gente a la que le es tan fácil ser alguien que no es realmente? No logro hacerme con la capacidad de fingir apego o simpatía por quien no la tengo. Puedo tener muchas cosas, pero si realmente me abro a alguien o al menos lo intento no es una muestra de hipocresía. No sé si fallará el lugar, el momento o ambas cosas. Desde luego, con absoluta rotundidad, puedo afirmar que el lugar no ayuda. No me siento identificada con la mayor parte de la gente que me rodea, la mayoría tienen otros objetivos, ven las cosas de distinta manera, siguen el guión ciñéndose lo más posible al mismo. Les veo vacíos. Sin pasiones. Sin interés muchas veces. Haciendo las cosas de un modo porque tienen que ser así, pero sin ánimo para abrir otras puertas, o sin ánimo para llevar la contraria si las han abierto ocultándoselo al resto para librarse de lo que pueda venir después.




Visto lo visto hay veces que apetece mandar todo a tomar por culo y procurar ponerse la máscara, aún siendo de las cosas más molestas que existen. Si a ellos les va bien...

Y hay momentos en los que me gustaría poder cerrar los ojos y aparecer en otro lugar, con otras personas. Sintiéndome bien con el resto.



Yo qué hago aquí si este no es mi lugar. Aquí tampoco soy feliz. Seguramente iré a por ti.
No puedo parar de fumar y en cada aro te recuerdo igual, aquella vez que no me querías besar.

5 de febrero de 2012

Y ya no quedan sueños. Ya no quedan pesadillas.

Todos queríamos ser extraordinarios, y cuando creímos que lo rozábamos con la punta de los dedos todo se esfumó ¡plof! Y el sueño se volvió oscuro, y la lejanía se hizo cierta, y los besos se fueron, y las lágrimas se fundieron con la lluvia y me vi caminando descalza, pisando charcos, mirando a la nada y viéndolo todo. Contigo al lado pero teniéndote más lejos que nunca.

Y ya no quedan sueños. Ya no quedan pesadillas. Ya no queda nada más que un vacío infinito en el pecho y en la mirada. Ya no quedan sueños. Ya no quedan pesadillas. Ya no queda valor para intentarlo. Ahora queda miedo a lo desconocido. Miedo a que haya más historias y más falsas ilusiones. Miedo a mis ilusiones, que se fundamentan en nada. Miedo a no aguantar el tipo. Miedo.

Y puedo garantizar que yo no me metí sola en esto. Si la puerta desde un principio hubiese estado cerrada no hubiese intentado pasar. Pero no lo estuvo, y aún hay pedazos de mi tras esa puerta o al menos yo no me siento completa. Sigo creyendo que te llevaste algo que me pertenecía y ahora no estoy segura de si quiero intentar volver a entrar para recogerlos o si saldré peor parada de esta.