10 de febrero de 2012

Aquí tampoco soy feliz.

En ningún momento descarté el ser asocial por mucho que Aristóteles afirmase que el hombre es un ser social por naturaleza. Hay algunos momentos en que me siento el ser más asocial del mundo, sin hacer la más mínima muestra de interés por cambiar esto. Y yo me pregunto ¿cómo hay gente a la que le es tan fácil ser alguien que no es realmente? No logro hacerme con la capacidad de fingir apego o simpatía por quien no la tengo. Puedo tener muchas cosas, pero si realmente me abro a alguien o al menos lo intento no es una muestra de hipocresía. No sé si fallará el lugar, el momento o ambas cosas. Desde luego, con absoluta rotundidad, puedo afirmar que el lugar no ayuda. No me siento identificada con la mayor parte de la gente que me rodea, la mayoría tienen otros objetivos, ven las cosas de distinta manera, siguen el guión ciñéndose lo más posible al mismo. Les veo vacíos. Sin pasiones. Sin interés muchas veces. Haciendo las cosas de un modo porque tienen que ser así, pero sin ánimo para abrir otras puertas, o sin ánimo para llevar la contraria si las han abierto ocultándoselo al resto para librarse de lo que pueda venir después.




Visto lo visto hay veces que apetece mandar todo a tomar por culo y procurar ponerse la máscara, aún siendo de las cosas más molestas que existen. Si a ellos les va bien...

Y hay momentos en los que me gustaría poder cerrar los ojos y aparecer en otro lugar, con otras personas. Sintiéndome bien con el resto.



Yo qué hago aquí si este no es mi lugar. Aquí tampoco soy feliz. Seguramente iré a por ti.
No puedo parar de fumar y en cada aro te recuerdo igual, aquella vez que no me querías besar.

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