Miradas que se cruzan reflejadas en los cristales de las ventanas del autobús. Bajo la cabeza, sonrío sola. Ahí volvía a estar hoy, el chico de la chaqueta verde del autobús de la línea 7.
Nunca he hablado con él. Seguramente nunca hable con él. Sólo me limitaré a reconocerle cuando suba, y como mucho a volver a cruzar miradas reflejadas en cristales. Aún así... gracias por haberme alegrado el día.
1 comentario:
A veces cuando conoces a esa persona se rompe el encanto. De esta forma puedes imaginar su vida, su forma de ser y quedarte con una sonrisa tonta en la boca.
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