26 de marzo de 2012

Temor.

Hace un tiempo que creé este blog con una clara intención: desahogarme. Soy mujer de pocas palabras y de aquellas que tiene sentimientos ocultos y prefiere expresarlos por escrito antes que expresarlos verbalmente, cara a cara con otra persona. Siempre he sentido miedo por si la persona que estuviese escuchando no quisiera escuchar, por recibir muestras de desinterés en algo que para mi pudiese ser importante, por poner a la otra parte en un compromiso. Nunca he querido atarme demasiado a nadie. Por escrito cada cual elige lo que quiere leer y lo que no. No pones a nadie en un compromiso innecesario.

Pero hay veces en las que querrías expresar cosas, gritar y llorar y que te comprendiesen. Pero eso no se puede hacer por aquí. Hay cosas demasiado personales, más allá que un amor no correspondido o que un fracaso estrepitoso en los estudios o una discusión increíble en casa. Hay cosas que son tan personales que te exigen tener a alguien frente a frente para contarlas. Hay cosas que requieren abrazos y apoyo. Hay cosas que duelen tanto que no sabes como sacártelas si no es con alguien frente a ti que te responda.

El tiempo, como ya he dicho muchas veces, ha pasado y ha hecho que sea fría, fría, ¡fría! Entereza y frialdad de puertas para fuera, aunque hay quien dice que no es así, ellos no me conocen. Muy muy muy poca gente me conoce, y eso es algo de lo que estoy absolutamente segura. Que pueda contarle a alguien mis penas por encima de borrachera o que me pueda acostar con cualquiera en un momento dado no significa que deje de ser fría, más bien significa que sigo estando viva y que tengo necesidades, básicamente.

Y ahora... ahora no me sale llorar, no me sale desahogarme en persona con alguien. Cuando llega el momento procuro ser y estar fría y no dejarme llevar por emociones que en el momento considero innecesarias. Procuro ser cabal y coherente cuando se requiere. Pensar en frío. Y la gente no se percata de como me afecta lo que pueda estar diciendo con la mayor parsimonia del mundo.

Y tengo miedo. Tengo miedo. Tengo miedo. Miedo. Miedo. Pánico. Terror.

Quiero abrirme, ahora, y no sé cómo ni con quién.

No me considero, en absoluto, una mala persona. De hecho aunque sea mucho decir me considero buena. De esas a la que se acercaba gente a decír: "Ana, tú eres buena". De esas a las que decían que no se quienes habían comentado que eras demasiado buena. De esas a las que repetían de buena que eres es que llegas a ser tonta. De esas... Critico, maldigo y "odio" a gente, como cualquiera, pero yo me considero buena, que si en un momento dado me viniesen a pedir algo en lo que pudiese ayudar, importante, no me sale la cara para decir que no.

Soy yo quien ahora necesita ayuda...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy humana Ana, cada vez te superas en tus entradas. Quizás la finalidad de un blog sea desahogarse, lo sé, también tengo uno, pero no dejo de darme cuenta de que en cada entrada que una escribe, nos vamos conociendo un poquito más a nosotras mismas...
Es un gusto leer entradas que tengan tanta verdad....
ah! A mi no me engañas, sé que debajo del hielo hay mucho sentimiento que tocar. Te deseo que encuentres mucha gente pero de verdad, de la buena, de la que no falla con quién compartir abrazos y apoyo,porque aunque parezca una utopía, existen ;)
Sé feliz Anita ;)

Un beso de Zaragoza

Anónimo dijo...

Sabes que puedes contar conmigo ;) Aunque quizás tu no me consideres tan buena amiga, pero estoy de tu lado, lo sabes, y si puedo te ayudo ;)
T.

Irene dijo...

Me siento muy muy identificada con la mayoría de cosas que escribes. Yo también quiero abrirme con alguien y no se con quien.
Un beso.