Es la incapacidad para mantener los ojos abiertos a estas horas quien me dice que me vaya a la cama. Aún con cosas pendientes que pretendía acabar hoy... pero toda la agilidad mental que pueda llegar a tener, en estos momentos, se encuentra anulada. Out. Fuera de juego. Creo que me abstengo de dar mil vueltas a casos para que el resultado sea peor que el que pueda encontrar mañana despejada a primera hora.
Y es que se acerca febrero. Se van alejando los bares y salidas nocturnas. Se reducen las horas de sueño (más aún) y se incrementan sin embargo si hablamos de estar sentada en una silla frente a unos libros. C'est la vie. ¿Es lo que toca no?
Aún con esas lo enfoco con optimismo. Un piti antes de dormir y a decir buenas noches. El ambiente de estudio se puede respirar por fín en SF50.
Y sin últimas frases ingeniosas que adornen un poco la realidad de que una noche más me retiro sola a una cama demasiado grande para mí.
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